Y por fin, en casa. Después de casi un mes (26 días para ser exactos) de nuestra llegada a Nueva York, teníamos inmensas ganas de instalarnos en el que será nuestro hogar en esta ciudad increíble. Entrar el sábado en nuestro apartamento fue uno de esos momentos memorables para nosotros. Fue sentir que el sueño era real, que estábamos viviendo en Nueva York.
Hacerlo además en un apartamento totalmente vacío, sin un mueble, le dio un plus de emoción a la cosa. Y de encanto. Os pongo en situación: cuando hace años Fer y yo decidimos apostar por esta aventura quisimos poner toda la carne en el asador, así que vendimos nuestros muebles para poder vivir ligeros de equipaje y trasladarnos con facilidad si lo conseguíamos (y sí, por supuesto que hubo cosas con valor sentimental que nos costó dejar). Podía habernos salido mal, desde luego, pero nos salió bien, o genial mejor dicho. Quien no arriesga no gana. Así que el pasado sábado nos encontramos con un piso completamente vacío, como cuando nos casamos hace casi diez años y solo teníamos la cama. Cenamos pizza en el suelo del salón, con la maleta haciendo de mesa. Juntos los 3 (Porthos mirando a ver si pillaba algo) en nuestro hogar neoyorquino. Felicidad.
Hablemos de amueblar un piso en Nueva York. Nuestra idea inicial era buscar y rebuscar en tiendas locales para dar con piezas especiales y diferentes. Epic fail. A la quinta tienda que entramos nos dimos cuenta de que lo de comprar muebles en Manhattan podía ser muy cool pero estaba fuera de nuestro alcance. Así que a por Ikea e internet. Hasta que llegamos a Ikea en Nueva York: en estos momentos es la guerra. Estantes vacíos, desabastecimiento y plazos de entrega de meses por el Covid. Así que hemos comprado lo mínimo ahí y mucho por internet (soy oficialmente especialista en encontrar online muebles bonitos y bien de precio en Estados Unidos, por si en el futuro me necesitáis). Otro día comentamos los productos de limpieza: ¿por qué es tan difícil encontrar una bayeta de las normales de toda la vida? ¿la fregona es acaso un invento español? señor, eso no es una fregona, es una mopa. Ni en Amazon he encontrado, ya os contaré si esto tiene final feliz.
Ir recibiendo poco a poco los muebles, (“familia, ya tenemos sillas!, “el viernes nos llega la mesa Fer!”); desembalar el material de The Spaniel Studio y ir poniéndolo poco a poco a punto; pasear por nuestro barrio, junto al East River y rodeados de terrazas chulísimas donde quieres tomarte lo que les parezca bien ponerte -el caso es conocerlas-. El domingo, para celebrar, comida mexicana en Maya, un sitio que fichamos nada más llegar y al que llevaremos a nuestros amigos cuando puedan venir. Ojalá pronto.
Semana, en definitiva, en la que familiarizarnos con nuestra nueva vida aquí, con la ilusión de todo lo que empieza. Intuyo que vivir aquí va a dar mucho de sí.
Gracias por estar aquí. La próxima semana, más ♥
