Ha habido días de calor asfixiante, semanas de cielo cubierto y muchas tormentas de verano. Leí el otro día en el New York Times que este había sido el segundo verano más lluvioso de la historia de la ciudad. Una tormenta tropical, un huracán y muchas tormentas eléctricas (de esas que disfrutas solo si te pillan dentro de casa) parece que nos han querido preparar para una vida aquí de emociones fuertes. Pero es verano al fin y al cabo, y al verano hay que exprimirlo hasta sus últimos días. Y más si estás en Nueva York.
¿Os acordáis de las playas de las que os hablé cuando fuimos a Coney Island? Las intenciones eras sinceras, pero no las hemos vuelto a pisar. Hay tanto plan y oferta en esta ciudad que hemos ido posponiendo esos días playeros hasta que dejaron de tener sentido (se acabó agosto, vuelva usted el próximo año). Así que cuando unos amigos me propusieron un día de playa en New Jersey me pareció el mejor plan posible para ese verano tardío que todavía es septiembre. A una hora y media en coche, Sea Bright con ellos fue una gran manera de despedir el verano neoyorquino.
La realidad es que, aunque no oficialmente, en Nueva York ya se ha acabado el verano y ha llegado el otoño: se nota en el tiempo, en los días que empiezan a acortarse, en la vuelta al bullicio -ese que extrañamente tiene tanto encanto aquí- de la ciudad. Y si no lo notas, te lo hacen notar las tiendas: no solo ha llegado el otoño, es que váyanse ustedes preparándose para Halloween (aparentemente el 31 de octubre está a la vuelta de la esquina). Empieza oficialmente la pumpkin season.
Llevamos dos meses viviendo aquí y la nuestra ya empieza a parecerse a una vida normal. Hasta diría que neoyorquina, con sus horarios tempranos que me parecen tan prácticos. Hemos pasado de tener un apartamento vacío a un hogar (al que le siguen faltando muebles pero todo se andará, esto va de tener paciencia), nuestra rutina entre semana y nuestros amigos (algunos de toda la vida, algunos nuevos) con los que hacer planes y compartir buenos momentos. Y los no tan buenos, que de eso van los amigos. Porque hablar con mi familia y mis amigas (bendito Whatsapp y sus llamadas gratis) hace que les sientas -muy- cerca, pero tener buenos amigos aquí es un privilegio.
La realidad es que espero al otoño con ganas. Ya os he contado que es mi estación preferida, y pienso exprimirla como nunca en esta ciudad que me gusta cada día más. Y os lo iré contando, por supuesto.
Gracias por estar ahí. La próxima semana, más ♥
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